PRENSA TSJ (02.06.17).- El Decano en ejercicio de la Presidencia, Dr. Jorge Isaac von Borries junto con los magistrados y magistradas participó de las jornadas de “Reflexiones Sobre Reformas de Justicia en América Latina”, con la presencia de connotados juristas internacionales, el evento fue organizado por el Ministerio de Justicia, en la ciudad de Santa Cruz.
La presencia de las autoridades del Órgano Ejecutivo, Legislativo y Judicial realzó el evento como también la participación de los magistrados del TSJ, Antonio Campero, Gonzalo Hurtado, Norka Mercado, Maritza Suntura y Rita Nava quienes escucharon cada una de las ponencias internacionales.
En las dos jornadas de reflexión, participaron connotados juristas, como Raúl Eugenio Safaroni, Baltasar Garzón, Alberto Binder y Roberto Viciano Pastor, quienes con su conocimiento y experiencia aportarán al proceso de la reforma judicial que vive Bolivia.
CONCLUSIONES
A su turno el ministro de Justicia y Transparencia Institucional, Héctor Arce destacó en el evento conclusiones importantes, que servirán como elementos que siembran esperanza en la reforma judicial boliviana.
Manifestó que en estas reflexiones se concluyó de forma unánime, que la justicia tiene una mala calidad en todas las naciones.
Apeló a las reflexiones del profesor Binder cuando preguntó que si recomendaría a alguien que uno quiere confiar y someterse a la justicia cuando saben de la debacle de la justicia, continuó, la respuesta es “no”.
“A los seres que queremos como a nuestros hijos jamás les diríamos estás en manos de la justicia”, agregó.
En consecuencia, dijo que la primera gran conclusión, es trabajar profundamente en construir la credibilidad y confianza de la justicia.
Para ello, manifestó que se debe cimentar una justicia buena, racional, accesible, humana, rápida y trasparente, características que son las virtudes que la actual justicia en Bolivia “no tiene” y que es deber de toda Bolivia, construirla.
Una segunda conclusión es, como la planteó el profesor Saffaroni, cuánto vale la pena desarrollar el poder punitivo del Estado, hasta dónde una sociedad se construye y se desarrolla, si todo y cada una de las actitudes humanas finalmente acabarían como acciones antijurídicas pasibles de una sanción.
Reflexionó que “la privación de libertad es una situación excepcional a la que deben llegar los que han lesionado bienes jurídicos para la sociedad, debería ser la absoluta excepción”, agregó.
Considera que no se puede criminalizar todas las actitudes humanas, e insistió que se debe reducir al mínimo la función punitiva del Estado.
Una tercera conclusión es la extrema ritualidad y formalismo absurdo del Derecho, “el lenguaje que se utiliza en el derecho como; su señoría, su majestad, su probidad, para mejor proceder, como si el Derecho fuera un mundo aparte de la realidad social”
Eso se debe corregir porque el Derecho es algo inherente a los seres humanos y debe ser “tan simple” libre de rituales.
“Por tanto se debe desritualizar, desformalizar, humanizar y facilitar el acceso a este servicio público”, agregó.
Una cuarta conclusión, está referido al mal supremo que es la falta de transparencia y la corrupción en la administración de justicia.
“Son males que se deben corregir, son elementos anquilosados que tarde o temprano deben ser extirpados, la corrupción es un cáncer que deben salir de la administración de justicia”, afirmó.
Manifestó que cuando la justicia se aleja de la equidad e igualdad se aleja de su esencia.
Considera que lo ideal sería que dos personas que se han enfrentado judicialmente, luego de un fallo justo puedan darse la mano y poner fin a una controversia para seguir viviendo en sociedad.
El elemento humano es importante, más que las leyes, que se están trabajando con responsabilidad.
“Las leyes son como un bisturí; que en manos de un criminal es un instrumento para matar, pero ese mismo bisturí en manos de un cirujano es para salvar vidas. Por eso las leyes son tan buenas y tan alas dependiendo en las manos de quién esté”, agregó.
Por ello, una conclusión, es la gran importancia en la formación de los profesionales abogados, la que se refirió el presidente Evo Morales como un punto crucial.
En consecuencia, planteó cambiar la mentalidad de la formación de los profesionales de Derecho y evitar que solo persigan ganar dinero.
Otra conclusión fundamental se refiere a la responsabilidad de la sociedad para hacer efectiva la transformación de la justicia.
Enfatizó que el problema de la justicia no es solo de los abogados, sino de toda la sociedad.
El ministro Arce ratificó su vocación por continuar con este proceso de revolución de la justicia en Bolivia y pidió a la sociedad sumarse a esta responsabilidad.